En una reciente aparición con el FC Barcelona, el futbolista Lamine Yamal fue visto luciendo un pequeño parche en la parte del dorso de la mano bajo un vendaje. Rápidamente, la imagen se viralizó y surgieron las especulaciones, ya que son varios futbolistas de la plantilla los que portan el mismo elemento ¿Se lesionan todos haciendo boxeo? ¿Se trata de una nueva herramienta de recuperación? ¿Un potenciador del rendimiento? 

Lo cierto es que estos parches transdérmicos no son nuevos, pero su llegada al deporte de élite ha abierto un debate interesante sobre su eficacia real, sus componentes y el papel de la tecnología en la mejora del rendimiento físico.

La administración transdérmica de fármacos es una técnica que se utiliza para administrar un fármaco a la circulación sistémica a través de la piel. 

Uno de los principales factores que influyen en la elección de la aplicación es la consideración de la adhesividad del parche a la piel. A menudo se recomienda que las formulaciones transdérmicas se apliquen en el tronco o el brazo, ya que generalmente hay menos potencial de sensibilización y la menor densidad de folículos pilosos conduce a una mejor adherencia y facilidad de retirada. Esto también se debe a que la piel del tronco o el brazo se arruga menos durante la actividad física.

Entre las ventajas postuladas de la administración transdérmica de micronutrientes se incluyen evitar el efecto de primer paso hepático, reducir los efectos secundarios gastrointestinales y proporcionar una tasa de liberación estable durante un período más prolongado.

Se han usado durante décadas en contextos médicos (por ejemplo, en terapias de reemplazo de nicotina o administración de analgésicos), pero recientemente han aparecido versiones con compuestos estimulantes como cafeína, taurina, ginseng o L-teanina, comercializados como herramientas para mejorar la energía, concentración o recuperación muscular.

Aunque la composición exacta varía entre marcas, algunos ingredientes comunes incluyen:

  • Cafeína: mejora la alerta, disminuye la percepción de fatiga.
  • Taurina: relacionada con la función muscular y la hidratación celular.
  • Ginseng: se le atribuyen efectos adaptógenos, mejora la resistencia al estrés.
  • Vitaminas del grupo B: apoyo al metabolismo energético.

La dosis absorbida por vía transdérmica es típicamente menor que por vía oral, pero tiene la ventaja de evitar el sistema digestivo y ofrecer una liberación continua.

Un estudio publicado en Journal of Sports Science (2023) comparó 200 mg de cafeína oral frente a un parche transdérmico de 300 mg liberados en 12 horas: mientras que la vía oral alcanzó su pico en 60 minutos, el parche mantuvo niveles plasmáticos estables entre 1 y 8 horas, lo que se tradujo en una menor sensación de “bajón” tras el efecto estimulante inicial.

Estos parches no están prohibidos por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) mientras respeten las dosis máximas de cada sustancia.

No es la primera vez que vemos prácticas de “biohacking” en el deporte de élite. Desde cámaras hiperbáricas hasta botas de electroestimulación, los clubes y atletas exploran cada ventaja posible. Los parches se suman a esta tendencia como una herramienta más dentro de un enfoque cada vez más tecnológico del rendimiento humano.

La sinergia entre tecnología de administración transdérmica y dispositivos de monitorización en tiempo real (como sensores de glucosa o lactato) podría permitir ajustar la liberación de estimulantes “a la carta”, marcando el inicio de una nueva era en la optimización del rendimiento deportivo.