Fatiga

Con frecuencia, muchas personas comentan una falta de forma física, así como una baja capacidad de ejercicio y función muscular tras haber pasado y superado la infección por COVID-19.

Causas de baja forma física tras la Covid-19

Cada vez vamos teniendo más conocimiento sobre cuáles son las causas que determinan estos hechos. Entre ellas se encuentran la ya famosa inflamación sistémica de bajo grado, la inactividad física consecuencia del proceso de enfermedad, hipoxemia (baja saturación de oxígeno en los tejidos), nutrición inadecuada, efectos de medicamentos, composición corporal inadecuada y la genética individual.

Vamos a traducir esto a un lenguaje más de andar por casa. Algunos trabajos científicos concluyen que todos estos factores influyen en la manera en que se procesa el “combustible” o la energía en nuestros tejidos (principalmente el muscular) en lugar de tratarse de un fallo a nivel central (corazón o pulmones).

Lo que ocurre, es que hay una disfunción mitocondrial. Las mitocondrias son las encargadas de generar y procesar esa energía, y su mal funcionamiento hace que el motor no funcione de manera adecuada. Y esto no ocurre sólo en el músculo, sino también por ejemplo a nivel de los vasos sanguíneos (que también necesitan un buen funcionamiento para distribuir la sangre y todo su contenido por todo el cuerpo).

Es por esto que se observa antes una claudicación o fatiga temprana al ejercicio antes que la dificultad para respirar, por ejemplo.

¿Qué manera tenemos de ir solventando esto de una manera progresiva?

El ejercicio físico adecuado en tipo y dosis, ha demostrado ser eficaz para evitar y mejorar los efectos debilitantes de la miopatía (mal funcionamiento muscular) reduciendo la inflamación local y sistémica y produciendo alteraciones metabólicas positivas.

Ya se van publicando recomendaciones clínicas detalladas de ejercicio físico, si bien el malestar post-esfuerzo es un factor de complicación para optimizar el tratamiento con ejercicios.

Las recomendaciones de actividad física pueden ser generales, pero la prescripción de ejercicio físico ha de ser siempre individualizada y adaptada.

Gracias a Felipe Isidro por la inspiración.