
A pesar del notable progreso en el manejo clínico del cáncer, el periplo de los pacientes después del tratamiento curativo puede verse obstaculizado por problemas crónicos como la reducción de la calidad de vida, la condición física y las alteraciones de la composición corporal.
Cada abordaje terapéutico tiene efectos adversos específicos que pueden comprometer la capacidad cardiorrespiratoria, a saber, la cirugía, radioterapia y varias modalidades de tratamiento sistémico, como quimioterapia, terapias hormonales y otras terapias diana.
Distintos estudios con alta evidencia científica muestran que los pacientes con más capacidad funcional (más entrenados) soportan mejor esos tratamientos, lo que ha llevado al concepto de la prehabilitación (programas para mejorar la capacidad funcional del paciente antes de la cirugía, en los que el ejercicio tiene un lugar primordial).
Los pacientes sufren fatiga en el 90 % de los casos, no solo durante la quimioterapia, sino durante un período que puede durar varios años. Es importante destacar que la fatiga relacionada con el cáncer a menudo provoca un círculo vicioso de reducciones en la actividad física inducidas por la fatiga, lo que provoca una reducción significativa en la masa y la fuerza muscular.
Rara vez se han informado eventos adversos derivados de la práctica de actividad física, y son generalmente leves y representan adaptaciones fisiológicas agudas y normales al ejercicio.
Es de gran ayuda para mejorar los resultados y la adherencia una supervisión estrecha por parte de asesores cualificados para poder adaptar de forma óptima las estrategias a seguir en función de cada persona.
Infórmate.
Quizás también te interese...