
La realización de contracciones musculares de alta intensidad y/o contracciones repetidas en el tiempo puede dar lugar a un daño estructural en las fibras musculares. Este fenómeno, conocido como daño muscular, se asocia a la pérdida en la capacidad de producir fuerza muscular combinada con dolor e inflamación local.
El daño muscular afecta la síntesis de glucógeno muscular (reservas de glucosa). GLUT-4 es una proteína transportadora de glucosa regulada por la insulina, que se localiza en el músculo esquelético, el miocardio y el tejido graso.
Si bien el contenido de GLUT-4 permanece sin cambios, el contenido de glucógeno tarda varios días en recuperarse después del daño muscular.
Imagen: DOI: 10.15406/jdmdc.2020.07.00201
Está bien descrito que el glucógeno muscular se restaura dentro de los 2 días posteriores al ejercicio de intensidad moderada o intensa de duración prolongada, que agotan el glucógeno cuando se consume una gran cantidad de carbohidratos.
Este proceso se retrasa después del ejercicio que provoca daño muscular por la exigencia, la intensidad o la novedad al introducir ejercicios que no forman parte de la rutina habitual.
A ciencia cierta no se conocen los mecanismos que provocan el retraso en la repleción de estos depósitos de glucosa cuando alcanzamos la categoría de daño muscular. Lo que sí nos permite es inferir en que el músculo trabajado puede tardar más de un día en recuperar esos depósitos en una situación de ejercicio conocida a pesar de una nutrición adaptada a ello. Y que, tras entrenamientos o competiciones exhaustivas o de nueva introducción, podemos tardar más en recuperar. Esto debe ser tenido en cuenta a la hora de planificar sesiones de recuperación o plantear los siguientes entrenamientos, quitando así riesgos de lesión, malestar o sobreentrenamiento.
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