
Aunque las dietas de los cazadores-recolectores (HG) variaban mucho, lo hacían dentro de rangos definibles. Nuestro genoma evolucionó en condiciones que ya no existen, desde el surgimiento de los sapiens modernos hasta los comienzos de la agricultura.
Los cambios posteriores del medio ambiente, las condiciones socioeconómicas, los patrones de actividad física y los factores dietéticos han inducido solo ajustes genéticos modestos, y la discrepancia del estilo de vida con el genoma evolutivo es un factor causante de dolencias crónicas importantes, a veces llamadas “enfermedades de la civilización moderna”.
Cuando los HG en diferentes continentes hacen la transición a economías de mercado, la calidad de su dieta disminuye, incluida una reducción en la diversidad de alimentos, menos vegetales, frutas y productos animales, y más azúcar, sal y aceites refinados.
Los aborígenes australianos que se habían urbanizado y habían desarrollado diabetes experimentaron marcadas mejoras en el metabolismo de los carbohidratos y los lípidos cuando regresaron a su anterior dieta de cazadores-recolectores y a sus patrones de actividad física.
En la misma línea, los arqueólogos han encontrado que (con algunas excepciones) el tamaño corporal y la robustez han disminuido a medida que la calidad de la dieta disminuía durante la transición a la agricultura.
Es decir, nadie piensa que nuestros genes hayan tenido tiempo de adaptarse a los cambios en la dieta y el estilo de vida de los últimos siglos.
Se sugiere que el consumo de carne no procesada y pescado puede ser más alto de lo recomendado actualmente; no se ha demostrado que el consumo de proteínas ni de colesterol a niveles de HG tenga efectos adversos.
Comparación de la actualización del modelo cazador-recolector y las dietas modernas como pirámides alimenticias. (a) Contribución aproximada de los principales grupos de alimentos a nuestra dieta propuesta (que se aparta de alguna manera de la dieta mediana de los cazadores-recolectores/HG recientes) por contenido calórico estimado. Los productos lácteos se incluyen según se toleren, la ingesta moderada de alcohol puede ser una opción, y la proporción total de calorías de productos animales que se muestra aquí es de alrededor del 45 %, en lugar de la mitad o más.
Los estudios del microbioma intestinal han encontrado que los Hadza HG tienen mucha más diversidad de microbiota.
Las investigaciones paleoantropológicas, etnográficas, epidemiológicas y experimentales sugieren que el occidental típico de hoy debería reducir la ingesta de azúcares y almidones simples, reducir el Na+ mientras aumenta el K+, consumir CHO más complejos (fibra), aumentar la ingesta de PUFA ω−3 y potenciar la actividad física.
DOI: 10.1002/evan.21987
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