
Más allá de los relojes inteligentes y apps que nos registran muchas variables en torno a nuestra sesión de entrenamiento, nada sustituye a la percepción subjetiva de nuestro organismo. Nuestras sensaciones son el big data de información hormonal, metabólica, mecánica,… que nuestro cuerpo emite en relación al entrenamiento.
Aquí algunas referencias simples que puedes adaptar de forma personalizada a ti mismo:
- Si avanzado ya el entrenamiento me cuesta mucho seguir concentrado, disminuyo mucho la precisión de las acciones y aparecen numerosos errores, es momento de cortar.
- Si al terminar el entrenamiento no soy capaz de hacer más trabajo físico o mental propio de la vida laboral o académica, es que me he pasado. Esto puede pasar puntualmente, pero no ser una norma.
- Si a la mañana siguiente estoy destruido físicamente de manera continuada, y nunca me siento fresco ni recuperado, hay que aflojar el pistón. Al igual que antes, puntualmente puede pasar, continuamente, es un problema.
- Si en un intervalo posterior a las 48h tras el último entrenamiento no puedo repetir un entrenamiento similar, probablemente, también me haya pasado.
Empecemos a darle a la recuperación la importancia que se merece.
Fuente: @raulortetki
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