No existe. No existe un entrenamiento mágico que te proporcione todo lo que necesitas. Ni siquiera existe el mejor entrenamiento para un parámetro específico, como mejorar tu Vo2max.

Ya puedes dejar de leer. Pasa a hacerlo de forma práctica con nosotros y cógete un plan estándar de 3 meses. Y si te da pereza o te lo sigues pensando, puedes seguir leyendo.

Las personas abordan el entrenamiento de la misma manera que lo hacen con todo lo demás: tratando de encontrar el protocolo óptimo.

Quieren el mejor entrenamiento. Quieren el plan PERFECTO.

Pero cuando se trata del rendimiento en cualquier actividad, no existe el mejor entrenamiento, plan o protocolo. La magia está en la mezcla. ¿Por qué? Porque la base para mejorar es aplicar un estímulo para orientar al cuerpo a que se adapte en una dirección particular. Ese estímulo va a diferir en función de tu fisiología, psicología, historial de entrenamiento, nutrición, sueño y mucho más. 

El entrenamiento perfecto no existe porque la forma en que reaccionas al entrenamiento debe cambiar cada vez que lo haces. Incluso si controlas la velocidad, el clima, la frecuencia cardíaca y así sucesivamente.

En lugar de buscar el protocolo perfecto, necesitamos aprender a ajustar los entrenamientos.

Durante cualquier período de entrenamiento, estamos desarrollando o manteniendo una capacidad. Desarrollar significa que estás tratando de enfatizar una cualidad. Se trata de aumentar el estímulo para que nos adaptemos.

Mantenerse significa que estás haciendo lo suficiente para mantener ese componente en forma y con ganas de seguir adelante. Se trata de resistir el desentrenamiento. Por lo general, cuando mantenemos algo, lo hacemos con menos frecuencia (en lugar de una vez a la semana, tal vez una vez cada 3 o 4 semanas) o disminuimos el estímulo general. 

¿Cómo sabemos qué construir y mantener? Construye la base, luego canaliza hacia la especificidad. 

Si estamos entrenando para una carrera de 10 km, entonces el ritmo de 10 km es nuestro ritmo específico. Esa es la velocidad objetivo con la que estamos tratando de sentirnos cómodos. Cualquier cosa más lenta es trabajo de resistencia. Cualquier cosa más rápida es trabajo de velocidad.

Periodizar el entrenamiento consiste en empezar de la forma más general posible en ambos lados del continuo de velocidad/resistencia.

Cuando se trata de entrenamientos duros, el objetivo es estimular un poco al cuerpo. Si repetimos el mismo entrenamiento una y otra vez, con el tiempo deja de servir como estímulo. Nos adaptamos. Y la única forma de aumentar ese estímulo es tratando de correr, por ejemplo,  cada vez más rápido. Hasta que nos estancamos. 

Debemos ser como artistas. Tenemos una serie de variables con las que jugar, debemos utilizarlas. Podemos aumentar la velocidad, disminuir el descanso, alargar los intervalos, aumentar el número de repeticiones que hacemos, agregar un componente de pendiente, y así sucesivamente. Lo que ajustamos ayuda a dirigir el ajuste de la adaptación. 

Una vez que sientas que un entrenamiento duro se está volviendo cada vez más manejable, cambia un componente en lo más mínimo.

No es una receta secreta. No incluye ningún entrenamiento mágico. 

El objetivo del entrenamiento no es agobiar al cuerpo, sino estimularlo suavemente para recordarle que fuiste capaz de superarlo sin problemas, pero que quizás necesites un pequeño empujón para adaptarlo mejor la próxima vez.

Ahora es cuando quieres ahorrar tiempo en pensar cómo y porqué y dejas que nosotros te lo gestionemos.